lunes, 2 de febrero de 2009

Cambodia: Los Mejores 5 Días de mi Vida. PARTE II

Día 3

Nuevamente me despierto a las 8am. Estoy muerto de hambre. Me ducho y salgo a la calle, donde Maurice me espera tranquilamente. Hoy vamos a ir a recorrer los templos que me faltan. Me subo a la motoneta y partimos a Ankor. Me voy imaginando el mega sándwich que me voy a comer en los restaurantes donde desayunan los turistas, cuando Maurice para la motoneta en el medio del camino y apunta hacia un puesto choza ubicado a un costado (imagínense los puestos donde venden frutan en las carreteras de Chile). Me dice que es el puesto de su mamá y que ahí vamos a tomar un Cambodian Breakfast. Yo me quedo espantado, imagínense en medio de un camino, en el campo, un puestecito, donde hay una viejita sentada con un wok y una olla. Al lado hay una mini mesa, donde un trabajador del campo camboyano se come su sopa de Noodles (el clásico desayuno).

Saludo a la señora agachando la cabeza y me siento en la mesa, frente al hombre que estaba comiendo. El me sonríe y me hace un gesto de bienvenida. Maurice me pregunta que si quiero sopa de cerdo o de beef. Yo elijo la segunda. La mamá de mi amigo se pone a cocinar…. 0 higiene, de hecho no existe tal cosa. Imagínense un lugar repleto de moscas, donde todo esta cochino y obviamente nadie se ha lavado las manos. La señora agarra todos los ingredientes de una bolsa y los va tirando en un bowl. Finalmente de otra bolsa (que estaba casi al sol) saca un pedazo de carne cruda. Corta unos pedacitos y lo pone encima de todos los otros ingredientes. Luego agarra una olla que tenía agua tibia (ni siquiera hervida sniff) y se lo hecha al bowl. Resultado, las verduras y fideos se ablandan, pero la carne sigue cruda cruda. Luego me pasa mi platito y todos me quedan mirando con una sonrisa. Santa cachucha!!! Pienso que si me como esto me voy a intoxicar y que voy a pasar el resto de los días del viaje técnicamente para la cagada. Me imagino los bichos que debe tener esa carne media rancia. Desesperado veo q en la mesa hay una salsa de ají picantísima. Pienso que por último eso va a matar a todas las bacterias, así que le hecho a la carne y me la como. La verdad es que estaba bastante piola. Cuando termino, le agradezco a la señora y con Maurice seguimos nuestro camino.

No voy a hablar mucho de los templos, ya que sólo estuve como 3 horas. Ya que me aburrió seguir recorriendo ruinas y el calor que había era espantoso. Pero les voy a contar que hice con las bolsas de dulces que había comprado la noche anterior.

Tal como les conté, cuando uno llega a la entrada de uno de los templos, es rodeado por niños que te quieren vender de todo. Así que ese día, cuando llegue al primer templo y me rodearon, saque mi bolsa de dulces y les di a todos los chicos. Se pusieron felices, sus mamás también y yo también, ya que no me atacaron más. Todos contentos. Ese día fui a 3 templos y en todos aplique la misma técnica.

La cosa es que a Maurice le había pagado por el día. Pero yo a las 12 ya estaba chato de ruinas y de calor. Así que me pregunta si quiero ir a conocer el pueblo en el lago. Le digo que bueno. Andamos casi 1 hora en motoneta, entre medio de arrozales, hasta que llegamos al río donde nace el lago. Me dice que tenemos que contratar un bote, así que el habla con un tipo y voila, tenemos nuestro botecito.

Nunca voy a olvidar lo que ví ese tarde. Flotando sobre el río, había un pueblo. Imagínense botes chozas donde la gente dormía. Salas de clases construidas sobre balsas. Toda una comunidad flotante. Y la pobreza, nunca, pero nunca había visto gente viviendo en semejante miseria. Además que vi escenas tan surrealistas. Niños jugando con serpientes, viejas pescando metidas en baldes, establos flotantes llenos de animales.



















Después de varias horas recorriendo, Maurice me pregunta si quiero ir a conocer su escuela. Yo le digo que bueno. Así que nos subimos a la motoneta y partimos. Tal como dije antes, yo me imaginaba una escuela en el pueblo de Siem Reap, donde estudiaban ingles jóvenes de más de 20 años.

La cosa es que andamos en motoneta muchísimo rato y recorremos un camino entre medio de arrozales y lagunas. Me siento como un aventurero, recorriendo en motoneta por el campo en Cambodia. Le preguntó a Maurice que porque tomó este camino si vamos para Siem Reap y me dice que la escuela no queda en el pueblo, sino que queda en una aldea lejos de la zona turísti


ca. Me emociono aún más.

Finalmente llegamos a la aldea, Maurice detiene la moto. Miro y veo 2 chozas grandes. Pero no se ve a nadie. De repente Maurice grita (como describirles la sensación que tuve a continuación, pura felicidad y alegría) y de adentro de las chozas salen como 30 cabros chicos, niñas y niños, que salen gritando de felicidad y que al verme corren alrededor mío, me toman de las manos y me hablan como si les fuera a entender algo. Saco mi cámara de fotos y les empiezo a sacar. Saltan, brincan, se acercan a la cámara y me piden que les muestre las imágenes. De adentro de una choza salen los profesores, 3 jóvenes camboyanos y una gringa llamada Becky (que estaba trabajando de voluntaria por un mes). Maurice me presenta al jefe de la escuela, un joven de unos 22 años llamados Chourn Sambath. Este hombre es la persona más buena que he conocido en mi vida. Samba (como le puse de sobrenombre), me empieza a pasear por la escuelita, me muestra las salitas. Mientras lo hace los niños corren de un lugar a otro, me toman la mano y me muestran sus cuadernos. Me tratan de hablar en ingles. Estoy sumamente emocionado, no estaba preparado para esta experiencia.














Samba junto a los niños Con Becky en la foto















Sala de clases


Samba me cuenta que la escuela la puso con 2 amigos más. Que toda la plata que había ganado como conductor de motoneta la invirtió en comprar el terrenito y en levantar las chozas. Que lo hacía porque quería que los jóvenes de su aldea surgieran, que aprendieran ingles desde pequeños y pudieran trabajar en el turismo. Me cuenta que está agotado, que hace clases casi todo el día y que cuando puede trabaja en la motoneta. Pero su sonrisa no desaparece mientras me habla. Lo que hace lo emociona y lo llena de bondad.

Me pide que por favor haga clases de ingles a los niños, yo le digo que bueno. A la escuela asisten casi 100 niños, que se dividen en grupos para las clases. A mi me iba tocar hacerle clases al grupo de las 5pm. Fue una experiencia chistosísima, dibujando en el pizarrón, jugando con los niños y haciéndoles mímicas y preguntas.

Cuando ya es de noche partimos de vuelta a Siem Reap Maurice, Samba, Becky y los otros 2 profes. Vamos a comer a un lugar y la Becky me cuenta que la escuela está para la cagada, no tienen ni un peso, no pueden comprar más materiales y están a punto de quitarles el terreno. Me cuenta que estos gallos son buenos, pero de verdad buenos. Que dejaron todo de lado con tal de poder ayudar a los niños de su comunidad. Samba a veces no tienen ni plata para comer, pero nunca falta a las clases. Ahí se me ocurre una idea, después de comer mando un email a Chile contando la historia y pidiendo una donación a mis amigos. Ese día era 22 de Diciembre, así que les pido un milagro navideño.

Luego me junto con el grupito de profes y nos ponemos a tomar. Vamos a un bazar en el mercado y compro vodka, azúcar, limón y hielo y les preparo caipiroscas. Todos dados vuelta después de un rato. Luego nos subimos a las motonetas (3 en total) y empezamos a recorrer las calles del pueblo hasta que llegamos a una discotheque. Jajaja, que bizarro. Había sólo 2 tipo de música, un hardcore electrónico y después unos lentos romanticotes camboyanos. Esos estilos se iban mezclando toda la noche.

Cuando salimos del carrete, como a las 2 am, nos vamos a bajonear. Paramos en un puesto al lado de un camino, donde una señora tenía una mesita y sillas de playa. Me pido una chela, mientras que Samba y el resto piden algo para comer. De pronto la señora trae una bandeja llena de huevos duros. Mis amigos los atacan sin piedad. Le sacan la cáscara de arriba y con palitos se comen lo de adentro. Inicialmente me dieron 0 ganas de comer huevo a esa hora, pero después de ver la cara que ponían me dio un hambre enorme. Así que me levanto para agarrar uno cuando veo que el huevo que se estaba comiendo el tipo delante mió… el huevo estaba negro por dentro. Asustado retrocedo y le quito de las manos el huevo al profe que estaba al lado mió. Miro el interior del huevo duro y me llevo la sorpresa de encontrarme con un pollito negro adentro de la cascara. Puaj!!!!!! Arcadas!!!!!!! Después supe que los huevos con pollitos fermentados es una delicia gastronómica Camboyana.

Antes de dormir Samba y Becky me dicen que al día siguiente no hay clases, pero que le van a hacer una fiesta a los niños y me invitan a participar. Le digo que feliz, que podríamos comprar pintura y pintarles la cara a los niños. Quedamos de juntarnos a las 10 en el mercado al día siguiente.

Día 4

Me despierto temprano y corro al ciber café, me muero por saber cuanta gente respondió mi llamado navideño. Me meto a mi mail, me respondieron como 8 amigos que depositaron plata a mi cuenta corriente. Al final entre lo que me donaron y lo que puse yo juntamos 250 dolares. Voy a un cajero automatico y saco la platita. Luego lleno de felicidad me voy a juntar con Samba y la Becky. Le cuento primero a ella que salta de felicidad. Luego llamo a Samba y le muestro la plata. Me queda mirando con cara de que onda y le digo que es un regalo navideño mío y de varios de mis amigos desde Chile. Que su obra es demasiado buena y que se merece este empujoncito de apoyo. Samba se emociona profundamente, me abraza y me da las gracias. Me dice que con esa plata va a poder comprar materiales y dulces para los niños, también pagar las deudas del terreno.

Me pide que lo acompañe a comprar las cosas a diferentes mercados. Recorremos el pueblo, para mi es una experiencia de otro planeta. Cientos de motonetas en las calles. Es estar viendo como funciona una sociedad totalmente diferente a la nuestra. Compramos una batería de auto para la luz de la escuela, dulces, pintura, cuadernos, lápices, etc.



















A las 2 de la tarde partimos para la escuela, después de una hora andando en moto llegamos. Ahí no esperan 50 niños, que gritan de felicidad al vernos. Entre Samba, Becky, Maurice y yo nos pintamos. Luego ordenamos a los niños y les empezamos a pintar las caras. Los peques tenían entre 4 y 10 años. Como describir la carita de felicidad de ellos al verse en el espejo. O lo quieto que se quedaban mientras les pintaba la cara. O la cara de susto que ponían los más chicos cuando les hacía gestos con mi cara totalmente pintada.

























































Con Maurice, Samba y Becky en la foto.


Luego un grupo de cómo 7 niños me toma de la mano y me hacen unos gestos para que los siga. Lo hago y nos ponemos a caminar por su aldea. Todo el mundo nos mira, yo creo que nunca alguien había caminado con la cara toda pintada, más encima un extranjero. Se me ocurre una idea y me pongo a jugar al monito mayor con ellos. Salto, me tiro al suelo, corro, retrocedo. Atrás los niños me siguen e imitan, después de un rato llegan más. Somos casi 21 niños jugando al monito mayor, caminando por el sendero. Los mayores nos miran y se ríen. Estoy tan feliz que siento que voy a explotar.

Finalmente volvemos a la escuela, donde hay una tremenda fiesta. Samba puso unos parlantes y se escuchaba una música que me era muy familiar… Reggeaton…. Aunque usted no lo crea. Y bueno, a bailar, por casi 3 horas estuvimos bailando con los niños y niñas. Gritando, saltando, corriendo, subiéndose en mis hombros.

Finalmente se acaba la fiesta, estoy totalmente raja. Pero extasiado, me siento lleno de vida, con una felicidad enorme. Abrazo a Samba, el me limpia la cara de pintura. Le doy las gracias por haberme permitido participar de esto. El me da las gracias por haberle puesto tanta energía y haber motivado tanto a los niños. Samba es una buena persona, realmente un ser humano puro y generoso.

Nuevamente después de la fiesta volvemos al pueblo. Vamos a comer y le explicó a Samba que tiene que conseguirse apoyo de una ONG. Que no puede seguir sólo. Que escriba junto a Becky un informe hablando de su escuela, contando como nace y que es lo que quieren lograr. Después de comida nos ponemos a tomar litros de chela, nos reímos y hablamos de lo felices que estaban los niños. Ha sido la mejor celebración de mi vida.
















Día 5

Me habría quedado feliz varios días más, pero tenía comprado un pasaje en avión para Bangkok, mi vuelo partía este día a las 11am.

Salgo del hostal en la mañana y me encuentro con Becky, Maurice y Samba, esperándome en dos motonetas. Me dicen que ellos me llevan al aeropuerto. El camino es puro jugo, vamos haciendo piruetas y riéndonos. Siento que los conozco hace mucho tiempo, pero en realidad los conozco desde hace menos de 48 horas.

Finalmente llegamos al aeropuerto. Samba abre su mochila y me pasa un paquete de regalo, lo abro y me sorprendo con un paquete lleno de artesanía. Me dice que es un regalo para mí. Nos abrazamos emocionados. Les deseo la mejor de las suertes y me marcho con una enorme sonrisa en mi cara. Esa sonrisa me duro casi 7 días, no se iba nunca.







1 comentario:

Unknown dijo...

El día que quieras contar estas historias en un libro de crónicas, puede que te edite gratis... joder, cómo nos parecemos, don Pablo... Un abrazo